Cuando
bajaba del autobús siempre quedaba su aroma dentro de ella. Todo el
trayecto percibiendo los empellones del deseo furtivo de aquel
estudiante cotidiano en la diana de sus nalgas tenía el premio de
sentirse hembra. Día sí y día también él la buscaba entre apretones;
ella se dejaba encontrar. Luego, el fin de semana, y su cuerpo echaba de
menos las jóvenes manos explorándolo temblorosas tanto como él
extrañaba su calor de mujer madura en la entrepierna. Eran anónimos
amantes transportados en la hora punta de sus vidas.
Hoy llora frente al anuncio de apertura del “metro”: intuye que nunca menor distancia será mayor obstáculo para volver a excitarse con el estudiante… de su anatomía.
Hoy llora frente al anuncio de apertura del “metro”: intuye que nunca menor distancia será mayor obstáculo para volver a excitarse con el estudiante… de su anatomía.
En el momento que leí este microrelato en su otro blog, ya me enganché a la idea.
ResponderEliminarEs obvio que no le diré que no, pronto le enviare alego, prometido.
Ciento diez-y-sex abrazos.
Le agradezco su invitación, Señor Brummel. Su idea me resulta brillante y... muy excitante, en todos y para todos los sentidos. Intentaré robarle un espacio a mi escaso tiempo de ocio para enviarle mis 116 palabras en rojo ardiente ;)
ResponderEliminarUn beso desde mi Jardín.
Gracias, Beau por invitarme a participar, me parece magnífica tu iniciativa, ya he leído las bases, y en cuanto tenga mi micro, te lo pasaré por email con la imagen que quiero poner, mi nombre y enlace de mi blog.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por invitarme a tu rincón a compartir mis letras.
Un beso.
Vaya, es un relato, magnífico... Me han gustado todos los que he leído.
ResponderEliminarAcabo de leer a nuestra María, creo que me voy enterando, pero no encuentro las bases...lo voy escribiendo y ya me contarás. Mi correo está en mi blog.
Un abrazo señor Beau