sábado, 20 de octubre de 2012

EL BESO (por Ross ve)





Un día cualquiera, los niños revoloteaban cercas de las mesas, en esos lugares donde se lleva a pasear a las soledades. Ella, clavada en su silla, con su mundo detenido, callada, ausente. Perdida estaba en un horizonte de carteles.
 

Cruzo mirada con aquel desconocido, cómplice mirada de extraños íntimos. "Voy al baño", dijo y caminó, sin reconocer las señales. Ahí está él, como en una cita no acordada. No se dijeron nada de nada, sabían qué hacer. Las manos y las lenguas hurgaron los cuerpos, él rompió sus cerraduras. Ella lo devoró. Envueltos en gemidos, despojados e impunes, el seguía erecto y ella abierta. Volvió a la mesa llena de él y sin saber su nombre.



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